Intentar controlar los imprevistos en una boda es la verdadera pesadilla de los novios. Querer tener todo bajo control para que ese día salga al milímetro según lo planeado no solo suele ser perseguir un imposible, además genera una ansiedad que impide disfrutar de los preparativos e incluso de la celebración.
En esta nueva entrega de nuestra sección Inspiración Bodas vamos a ver cómo abrazar la incertidumbre puede ser la mejor receta: si algo demuestra la historia de Carmen y Jorge es que a veces el azar despliega su magia y las cosas salen, no como se habían planeado, sino como tenían que ser.
Los #NoviosLikeYou de hoy, Carmen y Jorge, vivían en Madrid, aunque no fue allí dónde se conocieron. “Somos modernitos de Madrid, frecuentábamos los mismos ambientes, pero nos conocimos en Murcia”, cuenta Carmen. La pedida fue toda una aventura: sucedió en medio de un terremoto en una pequeña isla de Indonesia.
Imprevistos para una boda perfecta
“Nuestra boda tampoco estuvo libre de imprevistos, salió perfecta, aunque no como la habíamos planeado. De todos modos, eso no importó”, recuerda la novia, que no haría nada diferente si volviera a organizar su boda: “en realidad nos lo hemos pasado bastante bien”.
Diseñamos juntos sus invitaciones, “hicimos una lluvia de ideas (demasiadas) –explica Carmen– y, poco a poco, María fue concretando para adaptarse a nuestra personalidad”. El resultado fueron unas invitaciones alegres y divertidas, para representar a una pareja tan amante de la música como Carmen y Jorge.
Unas invitaciones festivaleras perfectas para una boda de verano, que tienen un detalle único: incluyen un CD con la playlist de la boda, que los invitados pueden escuchar al recibirlas para ir calentando motores y, lo que es más especial, después, cuando cada canción se haya ligado a las emociones que despertó ese día. “Lo mejor de trabajar con María fueron las ideas originales y poder personalizar cada detalle”, comenta Carmen.
Un diseño inspirador para el ambiente de la boda
Con el menú y el seating plan a conjunto la impresión de la celebración no podía ser más fresca y sugestiva, la diversión de un festival, de esas largas noches de verano que no queremos que terminen nunca… “Celebrarla con la gente que queremos fue lo mejor de la boda”, dice la novia.
¿Su consejo para otros novios como ellos, inmersos en –el estrés– los preparativos de la boda? “Intentad disfrutar de cada detalle. Tratad de no agobiaros, porque hay cosas que no se pueden controlar. Y rodearos de buenos profesionales que os faciliten el trabajo”.
Porque a veces lo inesperado –un encuentro fortuito, un terremoto en un viaje o esos imprevistos en una boda que permiten apartarse del guion y ser espontáneo– es lo que mejor que te puede pasar.