Aplicar el Método Montessori en casa es más sencillo de lo que crees. En la habitación de los bebés y los niños, el salón, el cuarto de baño… ¡en toda la casa! Con unos simples gestos, cualquier familia puede hacerlo.
Si tienes un hijo, o algún niño cerca, seguro que a estas alturas ya has oído hablar del Método Montessori. Se ha hecho tan popular que hasta la prima de la cuñada de tu madre está enterada del asunto, aunque no sea nada nuevo. Es un modelo educativo centrado en los bebés y la etapa hasta los seis años, desarrollado por la pedagoga María Montessori a finales del siglo XIX. Lo curioso es que si está de moda es porque sus principios son bastante de sentido común.
El Método Montessori defiende crear un entorno de aprendizaje respetuoso con el niño, sus necesidades, intereses y distintos ritmos de maduración. La etapa de la primera infancia es crucial para su desarrollo físico, afectivo, social e intelectual. Consciente de eso, María Montessori propuso lo que se conoce como aprendizaje activo: una forma de aprender jugando, a través de materiales que estimulen sus sentidos.
¿Por dónde empiezo?
Puedes empezar creando distintos rincones, o «espacios» como los llamó María Montessori, para los niños. En realidad, todos tenemos ya esos lugares: su habitación, el rincón del salón donde ponemos la alfombra de juego o guardamos sus juguetes, donde se sientan a dibujar… Se trata de adaptarlos para que los pequeños se puedan mover en ellos libremente y con seguridad.
Ya sea un espacio para leer, para escuchar música, para realizar actividades físicas (motricidad gruesa) o manualidades (motricidad fina), todo lo que puedan necesitar tiene que estar a su alcance.
No se trata de atiborrarlos de objetos, sino de crear un entorno amable, con las cosas justas y ordenadas. Particularmente juguetes de madera que no sobrexciten y les permitan desarrollar alguna habilidad, libros o simples objetos del día a día, ¿sabes qué es un cesto de los tesoros?
Espejito, espejito…
El espejo es uno de los materiales básicos en un ambiente Montessori. Favorece el autoconocimiento y la apreciación del entorno y fomenta el movimiento. Es muy interesante para los bebés, pues les anima a levantar la cabeza y les ayuda en el aprendizaje de la lateralidad. Se tiene que poner a su altura, es decir, cerca del suelo. Una solución práctica que te ofrezco en LikeYou es sustituir el espejo por un vinilo reflectante. Es una solución práctica y segura, que puedes cambiar para adaptarla a las diferentes etapas de crecimiento del niño o a sus intereses.
En un ambiente preparado Montessori, los colores deben inspirar tranquilidad, con unos vinilos también lo puedes conseguir. Mira aquí. Y si además quieres que quede claro que ese es su rincón, ¿por qué no decorarlo con su nombre en madera?
Montessori en (toda la) casa
Uno de los errores al aplicar el Método Montessori en casa es no extenderlo a todas las estancias. Para María Montessori era importante que los niños colaboraran en el cuidado de la casa. Fomenta su autonomía, así que deja que participen procesos cotidianos como preparar comidas sencillas. Pueden ayudar también en algunas tareas como barrer y seguro que les encantará regar las plantas. También que, poco a poco, se ocuparan de su cuidado personal. Pon sus útiles de aseo –cepillo, albornoz…– a su alcance en el cuarto de baño.
¿Tú cómo lo harías? ¿Tienes alguna idea? ¡Cuéntame! Puedo ayudarte 😉
Si quieres saber más sobre el Método Montessori puedes leerlo aquí.
*Foto destacada por Brina Blum (Unplash)